Plaza de Santa Ana y Casa de Campo


Es curioso que tenga uno que hacerse pintor para ver lo que tiene delante. Hasta el día 5 de Junio fui a pintar a la Plaza de Santa Ana, no caí e la cuenta de que lo que corona el edificio de el antiguo Hotel Victoria es un faro perfecto, incluyendo su torre. Y digo que es curioso por que hasta los 17 años viví muy cerca de esa plaza, y de niño solía venir a jugar aquí.
Con la reforma de el edifico de el hotel, la plaza, vista desde el Teatro Español, tiene ahora un ambiente balneario francés, encantador. Me interesaba captar el imponente edificio blanco del hotel, pero día un poco gris, no ayudaba mucho ya que las sombras, poco acusadas, aparecían y desaparecían . Opté al principio por unos tonos suaves entre azul y violeta, que se fueron perdiendo a medida que avancé hacia abajo. Me gusta la idea del cuadro, aunque no el resultado, así que seguramente lo intentaré de nuevo.
No se si las prisas son buenas, pero de lo que estoy seguro es de que dan lugar a resultados inesperados. El día 20 de junio fui a la Casa de Campo, con la idea de pintar una de las innumerables vistas que se pueden ver de Madrid.
Cuando uno se asoma a una de esas panorámicas existe el riesgo de perderse ante la inmensidad de lo que tiene delante. Desde el sitio en que instalé el caballete, se podía ver , literalmente todo Madrid, de norte a sur.
Sin embargo, dado que no tenía mucho tiempo, y que el calor amenazaba con hacer la pintura imposible, opte por hacer un apunte rápido, sin dibujo. Tracé unas pinceladas violeta para situar las masas principales y a continuación me dediqué a pintar las masas principales. Un par de detalles para que los edificios parecieran eso, edificios, y listo.
El resultado, para mi, pues eso sorprendente. Aunque no es un cuadro definitivo, si creo que algunos detalles que merecerá la pena explorar en el futuro.